
El Papa ha criticado a los católicos que debaten «todo tipo de teorías» pero no han «visitado a un enfermo durante meses» y «ni siquiera» conocen a un pobre por su nombre.
«Hay cristianos que comentan, debaten y exponen teorías, pero no conocen ni siquiera a un pobre por su nombre, no han visitado a un enfermo durante meses, nunca han alimentado o vestido a alguien, nunca han hecho amistad con alguien con necesidad», ha señalado Francisco en la misa de sufragio dedicada a los cardenales y obispos fallecidos durante el año pasado que se ha celebrado este miércoles 2 de noviembre en la Basílica de San Pedro.
El Pontífice ha reflexionado en su homilía sobre la muerte y el juicio divino y ha instado a los cristianos a no ser transigentes «con el Evangelio». «Hay que ayudar a los necesitados y a los emigrantes. Nunca antepongas las expectativas del mundo al Señor», ha asegurado.
«Carreras, éxito, reconocimiento, riquezas: todo se desvanecerá. Y todas las expectativas puestas en ellas se verán defraudadas», ha advertido al mismo tiempo. En este sentido, ha alertado de que «se buscan más respuestas en la red que ante el Crucifijo».
El Pontífice ha condenado así el «esfuerzo y energía» gastados en estas cosas, porque hacen «perder de vista el sentido del viaje» y «la meta». Desde el Altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, Francisco ha añadido que ante el «tribunal divino», «el único mérito y acusación será la misericordia hacia los pobres y descartados».
Por ello, ha señalado que se tiende a poner excusas y ha lamentado que los cristianos «discuten mucho», pero hacen «poco». «Hoy el Señor nos recuerda que la muerte viene a hacer la verdad de la vida y elimina todos los atenuantes de la misericordia. Hermanos, hermanas, no podemos decir que no lo sabemos», ha avisado.
De manera improvisada y dejando a un lado los papeles que tenía preparados para la homilía, el Papa ha asegurado que es «hermoso» cuando el Señor viene a secar las lágrimas. «Pero es tan malo cuando esperamos que sea otro, y no el Señor, quien los seque. Y más feo aún, no tener lágrimas», ha enfatizado.