La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha asegurado este jueves que la invasión de Rusia sobre Ucrania y su influencia en la crisis energética que afronta Occidente podría acelerar la transición a las energías renovables.
Así lo ha detallado la AIE en su informe ‘Perspectivas de la energía en el mundo’, en el que ha señalado el año 2025 como el posible punto máximo de emisiones globales.
Esto sería posible porque la crisis energética actual «está provocando un impacto de amplitud y complejidad sin precedentes», según la AIE, que ha recalcado la vulnerabilidad de los mercados energéticos como un «un recordatorio de la fragilidad e insostenibilidad del sistema energético global».
«Junto con las medidas a corto plazo para tratar de proteger a los consumidores de los impactos de la crisis, muchos gobiernos ahora están tomando medidas a más largo plazo. Algunos buscan aumentar o diversificar los suministros de petróleo y gas, y muchos buscan acelerar los cambios estructurales», esgrime un comunicado difundido por la agencia.
El informe destaca la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos, el programa ‘Green Transformation’ (GX) de Japón, los objetivos «ambiciosos» de energía limpia en India y China, y los paquetes ‘Fit for 55’ y ‘REPowerEU’ de la Unión Europea como «las respuestas más notables» a la crisis energética.
Estas muevas medidas ayudarían a impulsar la inversión global en energía limpia en más 2.000 millones de euros al año para 2030, un aumento de más del 50 por ciento desde 2022, según recoge el escrito.
«A medida que los mercados se reequilibran en este escenario, la ventaja para el carbón de la crisis actual es temporal, ya que las energías renovables, respaldadas por la energía nuclear, experimentan ganancias sostenidas», explica el AIE.
Con todo, el informe señala que Rusia ha sido, hasta el momento, el mayor exportador mundial de combustibles fósiles. Sin embargo, su invasión de Ucrania está provocando «una reorientación total del comercio mundial de energía», dejándolo en una posición «muy disminuida».
La ruptura entre Europa y Rusia ha llegado a «una velocidad que pocos imaginaban posible» y que está produciendo «grandes cambios». Por ello, la agencia ha recalcado la necesidad de «un nuevo paradigma de seguridad energética para garantizar la confiabilidad y la asequibilidad» que pase además por una reducción de las emisiones.
«A medida que el mundo avanza desde la crisis energética actual, debe evitar nuevas vulnerabilidades que surjan de los precios críticos de minerales altos y volátiles o cadenas de suministro de energía limpia altamente concentradas», ha instado el AIE a los Estados en su informe.
Sin embargo, a pesar de estos cambios, la AIE asume un calentamiento global de 2,5 grados centígrados para el año 2100, incumpliendo así el objetivo de calentamiento de 1,5 grados centígrados que pretende ayudar a prevenir los graves efectos del cambio climático.